miércoles, 12 de junio de 2013

"Los rostros sufrientes de Cristo en Guayaquil".

"La vida es un don maravilloso de Dios y ayudar a los pobres, material y espiritualmente, más que un deber es un privilegio; porque Jesús, Dios hecho hombre, nos ha asegurado: 'cuanto hagan a uno de estos pequeños, es a mí a quien lo hacen'."
Madre Teresa De Calcuta
Nos sentimos tristes y no sabemos porque, nos quejamos por cosas mundanas, exigimos cosas que probablemente no merezcamos, y al orar solo sabemos pedir, pedir y pedir, mas aun somos tan egoístas que nos atrevemos a pedir cosas que van a satisfacer nuestra vida terrenal, mientras que lo importante es nuestro espíritu.
Créditos: Juana Von Buchwald
Hace un tiempo salí en busca de Cristo, tome valor para buscar a quien necesitaba, tal vez solo una sonrisa, y aun con preocupaciones y  tristezas que guardo dentro del corazón, decidí dejarlo todo por lo menos un día, y emprendí una experiencia que jamas olvidare.
Un día tras salir de mi hogar, decidí fijarme en cada detalle y en cada rostro de las personas, (que debo decir no tomo mucho en cuenta); comenzando desde mi hogar comencé por ver cada detalle del rostro de mi madre, de ver que cada día sin importar que, da todo de si, por mí y por mi hermano, y que aunque tiene algunos problemas laborales, siempre nos son ríe y nos dice que nos ama, y que somos su mayor tesoro; al salir de mi hogar lo primero que me detuve a mirar fue a cada una de las personas enfermas que llegaban a las 5:30 a.m al centro de diálisis, muchas caras de desanimo, pesadumbres, rostros tribulados y yo, parada enfrente egoístamente quejándome de levantarme temprano.
Créditos: Juana Von Buchwald
Al ir al colegio decidí dedicarle un momento tal vez menos de 10 minutos al Señor Jesús y que sorpresa más grata y un golpe a la conciencia, al ver un grupo de chiquillas, postradas en el altar y sus cabezas topando el piso, oraban de la forma más humilde y más ferviente que jamás allá visto, me dije: porque al crecer olvidamos lo que alguna vez fuimos, he inventamos excusas para no ver que Dios está en todo, todos y no dedicarnos 2 minutos de 1440 minutos que nos regala el Señor cada día?; agradecí de que Jesús alla topado mi corazón y seguí mi día con la expectativas en alto y con un deseo inmenso de cambiar.  En la tarde y de camino a la academia me fije en las calles de Guayaquil, del sur al norte, debo asegurar que me sentí, más que avergonzada por ser quejumbrosa de todo, por amargarme por cualquier cosa y más que todo por ser tan egoísta y solo orar por los que se hacen presentes a mi alrededor. Vi hombres durmiendo en la acera cubiertos con lo que nosotros muchas veces decimos es basura (papel periódico), una mujer con su hijo en brazos pidiendo unas monedas para alimentar a su hijo (que grande y desinteresado es el corazón de una madre, que impone a sus hijos sobre todas las cosas), una mujer con ropa muy desgastada que hablaba sola, a la cual la gente solo le huía, niños descalzos de aproximadamente 12 años, haciendo malabares en los semáforos para recoger algunos centavos, y una señora que pedía caridad a los carros; al acercarse en donde nos encontrábamos, colaboramos con ella y nos regalo una sonrisa en muestra de su gratitud y nos dijo:"que Dios las bendiga". Terminando con mi jornada, y de camino a casa pasamos por la sala de velación, y ahí es cuando Dios toco una vez más mi corazón. Perder a seres queridos es un motivo de dolor profundo, de desesperanza, (una de las cosas que nunca podre olvidar son las lagrimas que mi madre derramo el día en que mi abuelita falleció) los rostros que observe eran de desolación, y con una mirada de desesperación absoluta pero a la vez de resignación; al llegar una vez más a mi hogar, volví a posar mi mirada en el hospital, y había gente que lloraba la perdida de sus seres amados y otros que al regalarles una sonrisa, la devolvían y aun en su situación deseaban una buena noche.
Después de un tiempo de oración y de meditación hoy más que nunca puedo decir que Dios ha escuchado mi suplicas, y he aprendido a aprender de quien me rodea, a regalar sonrisas, de coger con ternura a un niño que llora o que se siente feliz, y más que todo valorar desde que puedo despertar y ver el sol, hasta ver la luna y que tengo un hogar para descansar. El amor de Dios es tan grande que está en cada cosa de nuestro alrededor, es tan fácil hallar la felicidad, pero  como estamos inmersos en nuestro propio mundo, teniendo ojos no vemos, teniendo oidos, no escuchamos. Hay tanta gente que duerme en las calles, gente donde su familia se destruye, madres y padres que sufren al ver a sus hijos en vicios, personas que buscan en la basura que comer, personas que mueren por no tener atención medica, niños que salen a trabajar para alimentar a sus hermanos, fetos que son encontrados en la basura, mujeres abusadas y una cantidad de acontecimientos que hacen que el hombre aun vivo sienta que muere; y nosotros quejándonos por cosas materiales, es que acaso no vemos lo afortunados que somos?. El amor de Dios es tan misericordioso que cada mañana, vemos los rayos del sol sobre nosotros, que vemos el rostro de una madre y de nuestra familia, que tenemos una educación, que tenemos alimento y más que todo que tenemos a un hermano que dio su vida por nosotros y esta a la espera de que caminemos junto a él, que lo veamos en nuestro prójimo, que lo escuchemos en nuestro corazón, y que le regalemos una mano ayuda o que simplemente digamos unas palabra de aliento.
En este día de gracia, al poder dar a conocer una experiencia y poder plantear la vida desde otra perspectiva, invito a todo aquel que lea este blog, a que se detenga de sus actividades, y que le digan al Señor Jesús lo agradecidos que estamos por lo que el Padre ha permitido que tengamos, y a la vez que pongamos en manos de nuestro Padre celestial a cada uno de nuestros hermanos dolientes o que sufren en lo interno de su corazón, para que encuentren el confort en Cristo y sepan que jamás estarán solos, ya que Jesús prometió estar a nuestro lado hasta el fin del mundo; y más que todo también pidamos por nosotros(as) para que escuchemos al Cristo vivo que habita en nosotros, para de esa manera poder escucharlo mediante nuestros hermanos, y hacer que nuestra necesidad sea el ayudar.

Con esto y con la esperanza de convertirme en un instrumento del Señor, para poder llegar con una experiencia de vida a las personas, deseo que su corazón se fortalezca y se llene de valentía para predicar y para regalar aunque sea una sonrisa cálida, un saludo a quien tal vez sin decir nada lo necesite.
"¡Valor! Tengamos conciencia de nuestra misión sin quejarnos, y estemos seguros de nuestra salvación,  Dios no ha dejado caer nunca a nuestro pueblo. En el correr de los siglos, nos vimos obligados a sufrir, y, en el correr de los siglos, también nos hemos fortalecido. Los débiles caen pero los fuertes sobrevivirán y no caerán jamás" 
Ana Frank